miércoles, 16 de marzo de 2011

Reflexión sobre la libertad

Reflexión de Roberto Casales García
La libertad es uno de los temas esenciales para la ética. Kant decía que la ratio essendi de la ética, es decir, su fundamento, es la libertad. La comprensión de la libertad puede verse desde muchos ángulos. Uno de ellos es justo la libertad física. Sobre este respecto parecería que la libertad es algo muy precario: la libertad física es la más fácil de violentar. Nada nos impide violentar al otro y anular su libertad física.

Por otra parte, la libertad puede entenderse fuera de lo físico, como una característica esencial de la persona. El hombre es libre por naturaleza, razón por la cual este sentido de libertad difícilmente podría ser anulado. Ser libre, en este segundo sentido, puede entenderse de dos formas: como interminación y como autodeterminación. La primera noción alude a una noción negativa de la libertad, según la cual el hombre es libre en la medida en la que no está determinado por algo o alguien: la libertad como indeterminación es no estar atado a ninguna determinación. Según Descartes, por ejemplo, los animales son autómatas que están radicalmente determinados, como si fuesen máquinas con un software específico que guiara todas sus acciones. Claramente esta concepción de los animales es un poco ambigua, pero sirve para entender qué es lo contrario a lo que nos referimos con indeterminado. El autómata está determinado totalmente, todo lo que hace está sujeto a una explicación causar externa a sí mismo o a una suerte de mecanismo muy refinado (como sucede con el reloj, las manecillas no se mueven libremente, sino determinadas por el mecanismo mismo). Por el contrario, el hombre tiene la capacidad de ser espontáneo, esto es, de salir del esquema mecanicista y de toda determinación propia de la naturaleza. A diferencia de los animales que están determinados sólo por un fin, la sobrevivencia de la especie, el hombre se encuentra indeterminado, esto es, siempre está abierto a cualquier posibilidad.

El problema de esta concepción radica en que no habría posibilidad ningún tipo de normatividad o ética que guiara las acciones humanas: la libertad como indeterminación, de forma aislada, no nos dice nada sobre el sentido específico de la nuestra existencia, así como tampoco nos dice cosa alguna sobre la acción responsable. Justo aquí es cuando se introduce una nueva concepción de la libertad, la cual es caracterizada por ser autodeterminación. Ser libre, en este sentido, es decir que somos capaces de determinarnos a nosotros mismos a actuar según ciertos principios morales. El hombre es libre en la medida en que se compromete a actuar según sus propios principios. Esto hace que el hombre adquiera una responsabilidad mayor: el hombre encuentra su ser y su sentido en su obrar.