sábado, 20 de septiembre de 2008

Lecciones de Didáctica primogenia elemental

Hey Amigos!!

He aquí de nuevo su colega NeFeRTeRiS, para hacer una segunda entrada a mi Blog. Aquí pretendo dislucidar algunas cosas bajo una dinámica hermética místico cuasi filosófica. Lo que se me ocurre en este momento es escribir acerca de mi experiencia dando clases a niños de primaria, para lo cuál no diré ni el nombre de la primaria ni el grado al que dí clases, simplemente me enfocaré a escribir algunas cosas que aprendí.
Lo primero que hay que mencionar es un profundo respeto a aquellos profesores que se dedican a dicha tarea y que lo hacen de forma admirable. Pues he de decir que su labor es suma importancia y de poca valoración, lo cual es una gran pena, ya que su labor no es menos que la de cualquier docente y, sin embargo, es una de las menos estimadas. Educar niños de primaria implica una gran dedicación y un gran afecto, razón por la cual no todos son aptos para dicha empresa.
Hablar con niños implica hablar en su propio lenguaje, cuidando todo aquello que pueda ser dañinno a su educación. Uno no puede ir hablando sobre temas difíciles en cualquier lenguaje y pretender ser entendido. De este modo, la labor docente se complica a grados estratosféricos e inimaginables. La verdad es que incluso pensar el método indicado para realizar una simple evaluación requiere de una gran audacia. Las interacciones con los alumnso suelen ser complejas y de índole cambiante, pues en la medida en la que el pupilo se desarrolla la educación no puede ser la misma o incluso el método cambia radicalmente.
Para poder dar clases en Primaria es escencial el haber desarrollado un amplio sentido del afecto. No se puede dar clases sin una sensibilidad única a la hora de exponer los temas. Los alumnos son cada uno un ser individual personal con una subjetividad propia. Hay alumnos que reconocen tus palabras y las hacen cada vez suyas, de modo que el aprendizaje es óptimo. Por otro lado, tenemos alumnos que tardan en capatar lo que expresamos o que incluso sufren de falta de atención o de interés, pero estas dificultades pueden resolverse si el docente aplica los métodos correctos y las dinámicas pertinentes para realizar sus cometidos.
EL papel del docente es clave para el aprendizaje del alumno, ya que en la medida en que este se desenvuelva en la manera indicada, los alumnos harán suyo el aprendizaje. Con esto me refiero principalmente a la forma. Uno puede hacer que su clase sea interesante, más puede causar todo lo contrario.
El papel de la educación es de suma relevancia, de tal modo que si uno no sabe encomendarse a su tarea, y no tiene fe en ella, no podrá dar luz a cuestiones de gran importancia como lo son las cuestiones de índole moral e incluso cuestiones vitales. Los principios morales y las cuestiones vitales como la futura vocación, dependen en un grado elevado de la formación que se nos haya dado, sea en casa, en la escuela, o en cualquier lugar donde sea posible cumplir con las condiciones necesarias para el desarrollo del aprendizaje.
Un medio que me sirvió para poder lograr tales cometidos fue la introducción del aprendizaje simbólico, donde la interacción entre la materia del símbolo y la forma de los simbolizado crearon una atmósfera alegórica de la cual los pupilos se vieron en gran ventaja para adquirir el saber que les estaba dando, aunque lo más fácil es que no era un saber ajeno. El método de enseñanza simbólico fue de gran ayuda a la hora de captar las realidades mostradas, sin embargo también corría el riesgo de quedarme encerrado en el símbolo sin volver a las cosas mismas. Razón por la cual el método de enseñanza simbólica no sirve si ese aprendizaje no aterriza en lo fáctico, para lo cual es necesario aludir al terreno de la praxis.
Sin más que decir por ahora me retiro a dormir, pues un requisito indispensable para poder enseñar con claridad es haber descanzado las horas correspondientes.
Atte
NeFeRTeRiS, Sol naciente, fuego incesante, alma mitigada y puño de la justicia.

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